Tranquilos que estoy vivo, atrás queda la última semana de exámenes, que concluían el pasado viernes, y llegaba un fin de semana intenso con un par de entrenos uno de ciclismo y otro específico con un triatlón cuasi-olímpico. Tanta actividad no me ha dejado tiempo para escribir una línea.
Jornada la del sábado de ciclismo llegando al Valle de Agaete en compañía de los habituales, buscando la escapada del día, entreno a base de sufrimiento consiguiendo sus frutos y aprendiendo más cada vez.
Ayer domingo, salía de mi casa con una espesa niebla después de que lloviera toda la noche. Partía hacia Bahía Feliz, donde esperaba que el micro-clima de esta isla no me defraudara y nos respetara, para hacer 1000m de nado, coger la bici (40km) y llegar al Castillo del Romeral donde correríamos (7km), con un gran nivel entre los participantes. La natación por tandas en función del nivel, para llegar todos juntos al ciclismo y disputar el triatlón. Como puntos críticos, teníamos el viento y la subida a Playa del Águila, donde hubo corte, y se formaron un par de grupos, contra el viento en dirección al Castillo, la disputa entre unos y otros prometía. Mucho trabajo, muchos relevos y como resultado una gran lección de ciclismo, muchas gracias al maestro, que no se cansa de confiar en mi y de enseñarme. La carrera a pie fue harina de otro costal, vacío sin piernas me dispuse a correr, tenía la tranquilidad de que era complicado que por detrás nos cogieran y fuimos haciendo metros. Gracias a que me llevaron el ritmo supe sufrir, sufrir y sufrir y lograr llegar al final casi sin poder dar un paso mas.
Muy positiva la jornada, muchas cosas quedan en mis piernas. Gracias a la organización, Cristo encargado de la animación y avituallamientos, talleres Victor por la infraestructura y predisposición, sin ustedes esto no sería posible, y sobretodo gracias al míster.
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