La idea de ir al aeropuerto para coger un coche de alquiler se antojaba complicada, tras ubicar las mochilas nos dirijimos al aeropuerto en bici para gestionar lo del coche. Era domingo y hacerlo de otra manera era imposible. Una vez allí y tras varias preguntas, sólo quedaba un coche, todos los demás estaban alquilados, pero nosotros sin tarjetas de crédito en primer lugar y sin carnet en segundo. ¿Dónde estaba el carnet? Yure aún no lo sabe y el mío se había quedado en Sta Cruz. Tras un par de llamadas, Nelson aún por la zona nos acercó las mochilas, y tras negociar el pago obtuvimos el coche.
Una vez que tuvimos medio de transporte localizamos a una de nuestras amigas palmeras, que era la que nos tenía que indicar nuestra residencia para los próximos dias. Residencia idílica en la localidad de Las Nieves. Gracias María.
Y dentro de la misma, ¡sorpresa! un habitante que terminaría siendo de las mejoras cosas del viaje, una cachorro de pastor ganarafiano, Lana.
Cachorro de 9 meses, la cual me hizo un par de jugadas que ya les contaré, una vez instalados, nos dispusimos a visitar la Ermita de Las Nieves, para probar algunas cosillas de la gastronomía palmera. Chicharrones con gofio, queso y demás, alimentos propios de la dieta de un triatleta. Ya sentados y descansados fuimos planificando el resto de la semana.
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